Inteligencia artificial en taza
El café, en sus múltiples formas, sigue siendo un terreno fértil para la innovación en el que las nuevas tecnologías están demostrando su capacidad para transformar no solo los procesos de elaboración, sino también la concepción misma del producto. La interacción entre ciencia, ingeniería y desarrollo sensorial está abriendo una nueva era en el diseño de nuevas propuestas de esta bebida, donde disciplinas como la robótica, la inteligencia artificial y la estadística aplicada se ponen al servicio de la formulación precisa de bebidas solubles, capaces de reproducir preparaciones complejas y experiencias sensoriales cada vez más cercanas a las del café preparado por un barista.
La creciente demanda de bebidas más complejas, listas para preparar en casa -desde cappuccinos instantáneos hasta especialidades solubles inspiradas en cafeterías- ha puesto en marcha un proceso de reformulación de productos. En este contexto, las tecnologías emergentes han comenzado a desempeñar un papel clave. En este horizonte de cambio han empezado a surgir investigaciones que integran robótica, visión artificial y algoritmos estadísticos para conseguir la receta perfecta
Uno de los ejemplos más destacados en este sentido es el sistema desarrollado por los institutos ETH Zúrich y EPFL y que consiste en un brazo robótico equipado con una cámara y un software de análisis visual que prepara, evalúa y ajusta automáticamente la elaboración de cappuccinos. Mediante técnicas de visión computacional que permiten al robot ‘interpretar’ características como el tamaño de las burbujas, la altura o la homogeneidad de la espuma, la máquina genera decenas de tazas y corrige los parámetros de preparación en función de los resultados observados. Todo el proceso está orientado a alcanzar una textura óptima, reproducible y estéticamente cuidada, replicando el criterio técnico, sensorial e incluso estético que aplicaría un barista experto, pero con precisión mecánica y constancia de laboratorio.
A diferencia de sistemas preprogramados que ejecutan recetas cerradas, este prototipo adapta su comportamiento en función de los resultados que observa. Se trata de un proceso de control en bucle cerrado: cada resultado intermedio se convierte en una nueva oportunidad para corregir y mejorar. El robot, en ese sentido, aprende cómo lo haría un barista humano, perfeccionando cada paso en función de la retroalimentación visual.
Estadística, IA y perfección
El corazón matemático de este sistema es la optimización bayesiana, una técnica estadística que permite ajustar variables de forma eficiente incluso cuando se desconoce cómo afectan exactamente al resultado. En lugar de explorar al azar, el sistema decide qué combinación probar en cada momento evaluando probabilísticamente cuáles podrían ofrecer mejoras significativas. Esta lógica evita ensayos innecesarios, ahorra recursos y permite acercarse de forma inteligente a la mejor formulación posible.
Si una mezcla produce una crema escasa o poco homogénea, el robot reajusta de inmediato los parámetros. Y si los cambios dan buenos resultados, el sistema refina esa línea. De este modo, cada prueba es una inversión con sentido, orientada a reducir el margen de error y encontrar una combinación óptima con la menor cantidad de ensayos. Este enfoque resulta especialmente útil en el desarrollo de nuevos productos solubles instantáneos, donde el tiempo, los ingredientes y la consistencia juegan un papel esencial.
El consumidor opina
Durante las pruebas, el robot preparó más de cien bebidas antes de alcanzar una formulación que producía una crema densa, uniforme y visualmente atractiva. Aunque pueda parecer un ejercicio técnico, el impacto va más allá. La calidad de la crema influye directamente en la experiencia de consumo: afecta la textura, la percepción del sabor y la estética de la bebida. En estudios realizados con consumidores, muchos no detectaron diferencias notables entre bebidas preparadas por un barista humano y otras generadas por el robot. Algunos incluso valoraron positivamente la consistencia y la precisión del sistema automatizado.
Este tipo de tecnología permite desarrollar bebidas nuevas con rapidez y fiabilidad. En lugar de confiar únicamente en la intuición o la experiencia, los diseñadores de productos pueden basarse en datos objetivos para formular recetas reproducibles. Además, el uso de algoritmos y sensores permite reducir la variabilidad entre tazas, garantizando una experiencia constante, especialmente en cadenas o franquicias.
Fuentes: Emilia Szymańska y Josie Hughes, Robotic Optimization of Powdered Beverages Leveraging Computer Vision and Bayesian Optimization, ETH Zürich & EPFL, 2024-2025.
Artículo extraído del nº 101 (julio 2025) de la Revista Fórum Café.
Cien números de información y formación sobre cultura de café




















